Encuentro a Fodrini en el Museo Mazzoni (ciudad de Maldonado), en una tarea solidaria, de equipos de plásticos de la región. En ese patio tan sugestivo que cruza el Museo, hablamos.
“Soy nativo de este departamento, de esta ciudad, viví mi infancia cerca de la playa y a su vez no alejada de la ciudad de Maldonado.” Ese paisaje abierto, de horizonte siempre lejano, cambiante en tonos de color y de sonido… que se puede percibir a través de todos los sentidos dan a Fodrini la dimensión que su espíritu capta y que luego volcará en su obra. En la Escuela Nº1, pública, que él fija en el cuarto año comienza el descubrimiento de la maravilla de la expresión plástica. “Tenía como compañeros a Fernando Castro y a Claudia Willat. Realizábamos competencias de dibujo entre los tres.”
EL CAMINO HACIA LA PINTURA
O debo decir hacia la autoformación. Desde los libros de arte que una tía ceramista le dejaba ojear y leer, donde descubrió a los grandes pintores y el arte etrusco y griego, cuando tenía nueve años. Uno de esos días en que llegaba a la playa a fantasear, a jugar en la arena, ve a un hombre que pinta frente al mar. “Me quedé horas observando lo que hacía con su pincel. Años más tarde reconocería que era Wilson Amaral, aquel que me hizo sentir el primer deslumbramiento. […] Estudié dibujo animado, caricatura y publicidad… ¡por correspondencia! No sabía dónde dirigirme pero aún así sé que nada es en vano, todo lo que uno hace tiene una respuesta en el tiempo. Esa experiencia en la técnica de la caricatura me dan la perspectiva del crecimiento interior en treinta años. Hay una continuidad hacia un logro sustancial que se va afirmando…”
INGRESO AL TALLER MALDONADO
“Gracias a mi profesora de Secundaria, Acó Mautone, a quien llevo mis primeros dibujos para que opine sobre ellos, llego a Manolo Lima. Así en enero, en el Ateneo, me encuentro con una muestra del Taller.” La Entrevista con Manolo fue sencilla. “Yo no tenía idea – dice Fodrini— de la magnitud de lo que realmente era la figura de Manolo Lima en la vida de las personas.”
No bien habló con él, las puertas se abrieron hacia muchos caminos: la solidaridad invadió la comunicación. Fodini tenía 14 años: “Entrar en el Taller significó tanto como si mi vida llegara a otro planeta. […] La casa-taller, su entorno, todo es una invocación a la pintura. Junta con la técnica aprendí la importancia de tener una actitud ante la vida: no sólo ser pintor sino, crecer interiormente, elevarme a ser humano perfectible, a ser persona. Formé la generación del 75 en el Taller Maldonado, junto a Trujillo, a Albaro Fernández a Chiachio, a Centurión. Todos los días trabajábamos, a veces hasta el agotamiento, aún cuando no teníamos ganas; trabajar siempre, disciplinadamente. […] En 1979 me alejo del Taller pero mantengo un vínculo de amistad con Manolo. Durante años me aconsejó acerca de lo que yo hacía; su opinión era trascendente para mí.”
ALAS PROPIAS
Trató de vivir de la pintura, de que su vida fuera eso: tan simple y tan grande a la vez; hacer lo que se siente, lo que se ha deseado… No vivir pendiente de lo que el público espera sino de lo que se crea. Quien persigue la libertad, logra sin experimentalismos estériles, llegar a cumplir sus necesidades interiores. Para Fodrini el resultado creativo es un proceso que se va construyendo desde el raciocinio y que se impregna de emotividad. Su interioridad lo ha llevado a un resultado final de obra que se mantiene en el tiempo. “La autocrítica, la exigencia íntima, se ve en el crecimiento y los logros llenan la trayectoria.”
VIAJES
en colombia en 2018 participando de la muestra el Mundo en SUR
Ensamblaturas mixtas con cartón corrugado y oleo 2008
LOS INICIOS
Experimentalismo Mono copia mixta
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Maldonado – Uruguay 2021