Evans Fodrini fue quien, en su taller en Maldonado, Uruguay, allá por el año 1993, me enseñó todo lo que sé de cómo usar pinceles y pinturas para crear obras. Evans alimentó mi ansia creativa y mató mi miedo a equivocarme, en tardes y mañanas inolvidables con aroma a aguarras y mate.

25 años y muchos miles de kilómetros recorridos después, un día vuelvo a sentir la necesidad de pintar.

Inmigrante, alma aventurera, emprendedora, madre de dos mujeres, mujer, hija, hermana, y artista.

He vuelto a pintar por puro placer y con muchas ganas, espero que te guste alguna de mis obras.

Lo que recojo por mi trabajo artístico va para la hucha de los estudios y proyectos sociales de mis hijas. Gracias!